Con motivo del día mundial de la fotografía animamos a la lectura de cualquier libro de fotografía, al repaso del álbum familiar y a divulgar esa foto con punctum de nuestra o cualquier otra colección. Con esta entrada dedicada a introducir la técnica de colorear fotografías tratamos de integrar en una estas tres propuestas.
Colorear fotografías es obra de
Judy Martín y
Anni Colbeck, traducido por
Alfredo Cruz y edición de Celeste Ediciones (1990) del original
Handtinting Photographs (como en el cine, siempre me gustaron más los títulos originales que la traducción libre al castellano).
Fue este libro regalo del amigo invisible de la navidad añorada; su contenido motivo de recuerdo de esas viejas postales coloreadas de la abuela Carmen y su hija, mi madre, y su sobrina, la prima Aurelia. Son esas fotos las que gustan por su
studium y sus marcos rematados de filagrana hilada de color; pero sobre todo porque te pinchan con el
punctum de Barthes hasta hacerte llorar a lágrima viva.
Es también su contenido motivo de inspiración creativa: desde la literatura y la palabra o la pintura y coloración de la imagen que tomamos como referencia para nuestra primera celebración del día mundial de la fotografía, la mesa puesta de
Nicéphone Niépce. No es casual la elección. Ésta fue la primera instantánea conocida (o reconocida) de la historia y éste nuestro homenaje a su autor como precursor del oficio y afición a lo fotográfico, sin menos cabo de la figura de
Daguerrer y su daguerrotipia, tantas y meritorias veces reconocidas por la historia y la efeméride que celebramos.
Pintura y fotografía. La primera tiene el reconocimiento de arte superior como la literat
ura o la escult
ura; la segunda, como mucho, de arte medio
art moyen que diría
Pierre Bourdieu (1965). La fotografía fue vista en sus orígenes más como técnica y retrato de lo cotidiano en el ámbito de lo real y el taller; la pintura, de la estética y el estudio. Sin embargo, fue la pintura, al servicio de aquella, la que extendió y popularizó la fotografía.
Fueron precisamente pintores, los miniaturistas de la época, con sus colores en polvo y pinceles, los responsables de introducir el color en los primeros daguerrotipos de tonos grises. Con ellos aparecieron las mejillas sonrojadas y el color en la vestimenta (como las de la prima Aurelia y su vestido celeste en la vieja fotografía).
La calotipia y los calotipos sustituyeron poco a poco a la daguerrotipia y a los daguerrotipos, pero no al retoque de la pintura en la fotografía que seguía mejorando resultados del calotipo monocromo. Se colorearon también a mano con pigmentos de oleo o acuarela los populares retratos y tarjetas de visitas, así como las paisajes y postales de la fotografía de viajes.
El color en la fotografía fue objeto de estudio y desarrollo paralelo al de la exposición y reproducción del original. Sin embargo habría que esperar a los años treinta del siglo pasado a la difusión plena del color por la
Eastman Kodak Company y sus diapositiva (Kodackrome. 1935), o la aparición de la
polaroid en los sesenta.
Fotografía y Pintura siguieron de la mano por los caminos de la creatividad y el diseño gráfico, en la exposición personal y la publicidad; figuras como
Henrion a partir de los años treinta o
Eley en los ochenta, entre otros, lo iniciaron.
Continuará.
FELIZ DÍA MUNDIAL DE LA FOTOGRAFÍA
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